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Ya hablamos la semana pasada sobre el Parque Arqueológico de Carranque (Toledo) , la villa romana del siglo IV en la cual se ha localizado un torcularium con fines vitivinícolas. Hoy, vamos a centrarnos en los hallazgos arqueológicos y las cuestiones relacionadas con la interpretación de los espacios de producción del vino y del aceite que se han localizado durante las últimas campañas de excavación de la villa de Carranque.
Gracias a las recientes actuaciones sobre el yacimiento se ha podido identificar un importante complejo productivo vitivinícola y oleícola datado en el siglo IV d. C. Sin embargo, lejos de invariable, sufrió diversas reformas y transformaciones a lo largo de la centuria que estuvo en uso. El espacio productivo inicial se trataba de un edificio rectangular de 17,7 metros por 8,2 metros, es decir, un espacio de 145,14 metros cuadrados. Sus muros, de opus caementicium y tapial, tienen un grosor de entre 65 y 70 centímetros. Los investigadores piensan, que el edificio estaba principalmente dedicado a la producción del aceite hasta que durante la primera mitad del siglo IV d. C. el torcularium sufriera una ampliación que conllevó una diversificación de la producción. En esta segunda fase constructiva se ha documentado un calcatoria, o estructura destinada al prensado de la uva y un espacio para la recepción del mosto.
Calcatoria y lacus: estructuras relacionadas con la pisa de la uva y extracción del mosto en la villa de Carranque
Tras esta primera fase, al oeste del edificio al que nos hemos referido se construye uno de forma cuadrangular dedicado exclusivamente a la producción del vino. Esto ha sido evidenciado arqueológicamente por el hallazgo de diversas estructuras cuyo objetivo es la producción de esta bebida fermentada. Se han documentado dos calcatoria (una de 3,1 metros por 2 metros y otra de 3,2 por 3,3 metros) con sus correspondientes lacus o cubetas de recepción (la primera de 1,4 por 1,7 y 1,05 metros, es decir, un volumen de 2499 litros y la segunda de 0,6 por 1,4 y 0,8 metros cuya capacidad es de 672 litros), construidos con opus signinum y moldura de cuarto de círculo en las esquinas. Los calcatoria se conectan con los lacus a través de canalizaciones de material latericio. Más allá de estas evidencias correspondientes con las primeras etapas de la producción del vino (pisado de la uva y primera fermentación), no se han encontrado restos de tinajas u otra serie de elementos que demuestren que en la villa se realizaba el proceso completo de elaboración del vino. Sin embargo, dado el espacio libre al norte del edificio, cabe pensar que pudieron situar allí aunque no hayan llegado hasta nosotros las evidencias arqueológicas.
En las últimas décadas del siglo IV sucede en la villa de Carranque un proceso de monumentalización el cual supone una importante reforma constructiva de algunas de las infraestructuras que componen la villa. Sin embargo, es en este momento cuando se deja de producir vino dedicando todos los espacios de producción a la obtención de aceite, pues las estructuras de las que hemos hablado se amortizan y pasan a ser utilizadas para la molienda de la aceituna.
Aprovecho para remitiros a mi anterior entrada en este blog e invitaros, una vez más, a visitar y conocer el Parque Arqueológico de Carranque. Podéis encontrar más información en:
http://www.parquearqueologico.org/es/
http://www.patrimoniohistoricoclm.es/parque-arqueologico-de-carranque/
Bibliografía
García-Entero, V., Peña Cervantes, Y., Fernández Ochoa, C., y Zarco Martínez, E. 2001. La producción de aceite y vino en el interior peninsular. El ejemplo de la villa de Carranque (Toledo). De vino et oleo Hispaniae. AnMurcia 27: 155-172.
P. Zarzuela